Café Con Piernas (3)

En el post anterior la muchacha con poca ropa que nos sirvió el café y la soda nos preguntó si era primera vez que íbamos para allá, no sé por qué me latía que ella sabía la respuesta que le daríamos, pero era su forma de entablar la conversación. Yo me armé de valor y orgullo le contesté calmadamente con mi soda en la mano "Sí, es primera vez que venimos, él es mi esposo"

Ella no podía ocultar su asombro cuando escuchó las palabras "mi esposo" y contestó rápidamente: "¿¿¿¡¡¡Tu esposo!!!??? ¿Y para qué lo traes aquí? Acá las muchachas se le tiran encima sin preguntar nada, sobretodo si lo ven así con cara de que tiene dinero", Tesorinho observaba nuestra conversación no porque no quisiera opinar, sino que se le hacía complicado escuchar y entender la rápida manera de hablar que tenemos los chilenos, en donde cortamos las palabras y tenemos un tonito poco habitual al cual él no estaba del todo habituado.

Diablo, lo llevo a un sitio donde poco va a entender lo que le digan y a mirar sin poder tocar porque iba conmigo. "Qué desgraciada es Cheluca" dirán, pero bueno, tenía mis razones.

En fin, seguí conversando con la muchacha, un poco tratando de indagar el por qué de este tipo de locales en los que los hombres van a calentarse la entrepierna con una muchacha a mitad del día sin más opción que esa, el toqueteo, porque ahí no hay camas ni privados, quizás podrían conseguir una cita para más tarde, pero la erección se la llevarán de camino con ellos a sus estaciones de trabajo, a sus escritorios o donde fuera que fueran de salida del café con piernas.

Ella me decía que eso funcionaba así, que por una propina ellas se ponían cariñosas con ellos. Mientras conversábamos a nuestro alrededor cambiaban la música electrónica por un reggaettón que incitaba al movimiento pélvico de todo el ejemplar que estuviese en ese sitio.


Yo le pregunté a la muchacha "Ah! Entonces es por propina!". Ella muy incisiva me responde picarona y rápida: "Siiiiii po. ¿O te crees que este es el Hogar de Cristo?" (Hogar de Cristo, una institución de beneficencia a los pobres manejada por la iglesia Católica en Chile, una fundación del Padre San Alberto Hurtado)
Yo me reí por su espontaneidad. Y ella continuó con sus consejos hacia mi proceder de haber llevado a mi esposo a ese "antro".

Me dijo: "Pero ¿Por qué lo trajiste para acá?" Yo le contesté: "Porque esto es típico de Chile y él está de visita acá y quería mostrarle de qué se trataba" (aunque me llevé yo una gran sorpresa también lo que confirmaba que mi decisión de llevarlo era correcta) y agregué: "Además prefiero que venga conmigo y no que lo traiga un hombre"
Ella asintió y entendió mi punto de vista, y dijo: "Sí es cierto también" y agregó: "Pero dame tu teléfono para llamarte altiro si lo veo por acá solo" Jajajaja sí claro... cómo no... ella me iba a llamar si él iba por allá solo (osea sin mí).


En fin, me reí y le traducía a Tesorinho la conversación a medida que iba sucediendo para que no se sintiera excluído.

Ese fue nuestro paso por ahí, nos retiramos después del café y la soda porque se habían puesto a fumar y como sabrán mi embarazo responsable no me permite estar inhalando humo de cigarrillos y menos de segunda mano. Así que nos fuimos. Yo no sé cómo describir el momento... pero me quedó claro que eso de "café con piernas" no es un simple sitio donde se vende café.

En el resto del viaje en Chile, la gente (mayormente los varones) le preguntaba a Tesorinho si había ido a un café con piernas, yo respondía que sí, y Tesorinho respondía que no. Yo alegaba que sí que yo lo había llevado y Tesorinho se defendía: "Por lo tanto! Es como no haber ido, es como si yo fuese diabético y me hubieses llevado a una repostería o a una fábrica de chocolate" Entendí su posición, pero evité por todos los medios que fuera con otra persona a ese sitio durante el resto de nuestra visita.