Thursday, August 28, 2014

Casa nueva, vida nueva

Dicen por ahí con uno de esos refranes que: el casado casa quiere.
Desde que llegamos a Chile esa era nuestra meta, tuvimos la buena oportunidad para comenzar de llegar a casa de mis padres mientras las cosas comenzaban a caminar y nos establecíamos. 
Con el correr de los meses pensamos muchas veces qué haríamos... En un momento un arrendatario de una casa de mi papá decide irse, nos ofrecieron ocuparla. Fuimos a verla... le encontramos mucho potencial. Una casa de un piso, no muy grande, no muy pequeña, pero de tamaño justo para nosotros tres.
Cuando el arrendatario se fue, entramos nosotros con la idea de una renovación basada en una remodelación de esta casa antigua para ponerla un poco más moderna y ajustada a nuestra idea de hogar.
En estos tiempos modernos los baños son mucho más importantes que antes. Antes diseñaban la casa con un solo baño, una sola ducha para toda una familia, también para las visitas y por lo tanto el baño se encontraba normalmente cerca de las áreas sociales. Hoy eso es poco funcional. 
Ya después de mucho material, cerámicas, cemento, ideas renovadoras, dedicación en escoger los colores, ponerle el cariño y el gusto a lo que pronto será tu hogar es un tiempo exquisito en el que se comparte y se funden las ideas de la familia. Gracias a Dios teníamos la parte económica para llevar a cabo la mayoría de nuestros deseos de renovación.
A partir del viernes pasado ya nos mudamos. Llegamos a nuestra casa. A la casa que con todo el amor hemos dedicado a poner a nuestro gusto. Estamos felices. Camila tiene su habitación con baño propio. Y por si fuera poco ya tenemos nuestra mascota, un pastor alemán de 4 meses, se llama Pochoco.
Esperamos con Dios delante tener mucha dicha en nuestro hogar.
Estamos agradecidos infinitamente por ese empujón inicial que nos dieron mis padres, sin ellos no estuviésemos donde estamos ahora.

Thursday, August 07, 2014

Dientes de leche

Difícilmente recuerdo cuándo fue que se me cayeron los dientes de leche, pero estaba contenta porque los dejaría uno a uno bajo la almohada esperando al "ratoncito" que se los lleva y me dejaba una moneda.
Recuerdo una vez en el colegio mientras me columpiaba en el patio, se me cayó el diente que estaba colgando de una fibra en mi encía... se cayó y me bajé rápido del columpio para buscarlo en el piso de tierra y piedrecillas, no lo encontré. Me dio pena porque perdía con eso mi oportunidad de ganar una moneda o un chocolate. Me fui a casa, cabizbaja. Cuando llegué me quité el uniforme del colegio y zás lo encontré, encontré el diente que se me había perdido, había caído mágicamente en el bolsillo de la blusa de mi ropa, así que al final obtuve mi "recompensa".
Ayer estaba con Camila (que ya tiene para esta fecha 5 años y 3 meses) y de pronto nos dimos cuenta de que tiene dos dientes sueltos en la encía inferior, justo los dos dientes del frente, justo los dos primeros dientes que le salieron, como si estuviese todo planificado, serán los primeros en caer habiendo sido los primeros en salir.
Camila se puso feliz, con sus dientes sueltos reía y saltaba, cantaba: "que se caigan, que se caigan" y yo tuve un momento de pensar en que no quería que se le cayeran, no quería que mi niña siga a la siguiente etapa. Al parecer esto es muy de las madres que queremos que siempre nuestros hijos sigan siendo niños. Yo le manifesté a ella que no quería que se le comenzaran a caer los dientes, ella me dijo: "Mami, tengo que crecer!"
Pensé en todas las cosas que pasarían después, todo lo que me pasó a mí lo recordé, cuando no quería reír porque tenía un gran ventanal en mi boca y sin embargo todos se reían de mí diciendo: "vieja sin dientes" (vieja teniendo menos de dos dígitos de edad). Creo que tendré que hablar con ella para que sepa que crecer no es siempre acerca de la recompensa de poner un diente bajo la almohada. Crecer se trata de una vivencia, de un cambio, de aprender a afrontar el cambio, de adquirir responsabilidades, de avanzar, de enfrentarse a la vida con un hueco en la boca y aún saber que somos personas buenas aunque todos los demás se burlen. 
Definitivamente con este cambio de etapa me siento y estoy más vieja, pero lo que importa es que sigo siendo feliz.