Thursday, April 07, 2011

Hay muertes que...

Hay muertes que separan, y no hablo de la separación del cuerpo de la persona muerta con los que quedamos vivos, sino que hablo de separación, de disgregación, de saber que quien ha muerto es quien "une" a la familia, quien ata esos lazos. Así pasó con mi abuelo paterno, luego de su muerte la familia se tornó un poco lejana. Ya nos veíamos menos, la casa de la abuela seguía siendo un "centro" de reunión pero algo pasó que se perdió el quorum, ya no íbamos todos. Quizás también todos fuimos creciendo y teníamos otras obligaciones (universidad, trabajo, etc) y ya no éramos los "primos chicos" que tienen que salir con sus padres por obligación...


Hay muertes que reúnen, aunque sea por un rato a la familia, y otras que logran reunir a familias disgregadas. Sabrá Dios por qué pasan así las cosas, pero cuando murió mi abuela materna la familia volvió a reunirse... ¿Será cosa de ciclos? ¿Será que la gente necesita pausas aunque sea dentro de la propia familia?


Hace una semana murió la hermana de mi abuelo paterno, la tía María, (tía Amarilla apodada así por mi sobrina Magdalena y Martín que se les dificultó decir María y le pusieron Amarilla), luego de más de 80 años de convivir en el grupo familiar y haber hecho que cada paladar de los habitantes de la casa pudiesen degustar las bondades de sus manos, se enfermó y murió rápidamente. Descanse en paz.


Por un lado es mejor pensar así en la muerte, algo rápido, que no duela mucho. Si me pongo a pensar en la muerte que a todos nos llegará en algún momento quisiera que fuese así, rápida, y no esas enfermedades que te imposibilitan, que joden a los que están cerca tuyo, que te convierten en una carga para los demás, que te matan lentamente, no, definitivamente cuando me toque, por favor, quisiera rapidez. No soportaría que quienes estén a mi lado para ese entonces tengan que gastar los ahorros y desgastar el ánimo.

4 comments:

Gabriela said...

Yo he pasado por muertes de seres queridos, de los que se van sin avisar y de los que se van tras largas luchas con enfermedades. El desgaste es enorme, el sufrimiento no tiene comparación. Ver a una madre decirle a su hijo "anda ya hijito, ya te toca descansar" es algo que desgarra el corazón por el resto de la vida.
Te hago llegar mi pésame por el fallecimiento de tu tía Amarilla.

Cheluca said...

Gracias por tu mensaje Gabriela. Un abrazo.

JODIDOS (la minina y el sietemesino) said...

Me siento identificado con tus palabras, Cheluca.
En mi familia pasó algo parecido; desde que murió mi abuelo (materno)la familia ya no es la "familia. Aquéllas reuniones multitudinarias de los domingos o las largas partidas de dominó con la casa hasta los topes, ya se han vuelto a dar. Con su marcha se rompió, como dices, una especie de lazo afectivo. Supongo que son etapas, Cheluca. Hay que tener en cuenta que conforme avanzamos en el tiempo, las costumbres cambian. Raro se hace ver ahora (que las hay) casas llenas de familiares departiendo o jugando hasta las tantas de la noche, ¿verdad?.

Un saludo y buen finde.

chuflai.net said...

yo pienso que todas las muertes tienen efectos positivos y negativos. yo creo que deberiamos de estar preparado para cuando esto pase. Creeme que las mayorias de las veces es por interes. :)