Cuando uno va a vivir a otro lado, como en mi caso, el irme por más de 11 años a vivir a República Dominicana significó que tuve que adaptarme a muchas cosas. Todo lo que en un momento era extraño pasó a ser familiar. Aprendes a andar por una nueva ciudad, conoces calles, te pierdes, te ubicas. Conoces gente nueva, la desconoces, en fin...
Volví a Chile hace más de un año y tuve que adaptarme nuevamente, a usar palabras antiguas que a mi cerebro le parecían nuevas. Tuve que volver a conocer la ciudad que ha cambiado un poco o mucho. Reencontrarse con los viejos amigos de siempre, esos que nunca perdieron contacto con el tiempo y a pesar de la distancia siempre se hacen un lugarcito en el corazón.
Las cosas que me parecen extrañas de volver es cuando camino por la calle y un rostro me parece conocido, el primer instinto es saludar, luego el cerebro se activa y viene la pregunta... ¿De dónde conozco a esta persona? Y si logro procesar toda la información antes de que la persona pase de largo entonces llego a lanzar el saludo, si no, la cabeza se queda dando vueltas hasta que por fin caigo en cuenta de que esa persona era parecida a alguien de República Dominicana, salvándome de paso de una vergüenza.
El sábado llevé a Camila a su clase de ballet, los papás normalmente se quedan afuera del salón esperando mientras observamos por la ventana a nuestros retoños intentando seguir a una bailarina profesional. En esa espera estaba cuando miré a un lado y veo a una muchacha conocida, la quedé mirando y espero no haber parecido una idiota mientras el cerebro procesaba, era igual a una de las secretarias de donde trabajaba allá en Rep.Dom. pero los mismos lentes, la misma nariz, el mismo color de piel, el mismo color de cabello, los mismos ojos, y hasta los mismos lentes. Tuve que ayudarme de la tecnología y sacarle una foto disimuladamente para seguir mirándola... al final hasta terminé enviándole la foto a mi amiga de Rep.Dom. diciéndole que tenía un doble con el pelo un poco más largo acá en Santiago.
Y es que mi poca "memoria fisonómica" no me ayuda para nada. Espero no pasar vergüenzas y no me tilden de acosadora cuando "reconozca" a alguien mi próxima salida a la calle.
Creo que esto lo puede entender alguien que ha vivido mucho tiempo en otro lado.
1 comment:
¡Es normal! Si cuando viajas dos semanas y regresas a casa te sientes algo descolocada, 11 años no es poco tiempo.
Ah, siempre es bueno leerte.
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