Monday, February 21, 2011

Piccola

Hace muuuuucho tiempo atrás ocurría un suceso que marcó risas inmediatas y también futuras, es decir, todavía nos reímos en casa cuando recordamos la anécdota.


Con mucho esfuerzo mi padre ganó una beca de trabajo en España, vendió el automovil que teníamos y compró pasajes para todos nosotros (mi madre, hermanas, abuela y yo). Rendimos exámenes libres en el colegio y una vez aprobado todo nos fuimos. Mi padre se fue un mes antes para acomodar todo y recibirnos. Estaríamos allá por 6 meses y el último mes sería de vacaciones para mi padre y daríamos una gran vuelta a Europa para conocer lo más que se pudiera sin gastar mucho.


El "Columbia" (un opel station que compró allá) nos sirvió muchas noches de alojamiento. Mi papá dormía en el asiento del conductor, mi madre en el asiento del pasajero y nosotras 3 (las hermanitas "RIGUAL" eso se los cuento otro día) en la parte de atrás en sacos de dormir, que el asiento se abatía y quedaba un espacio más o menos para poder acomodarnos. Para esos efectos, mi padre parqueaba el carro en una estación de gasolina en la carretera y así al día siguiente en los servicios de la estación podríamos lavarnos la cara y asearnos las partes íntimas al menos y seguir viaje.


No fue muy cómodo ahora que lo analizo, pero no me arrepiento y valoro el esfuerzo que se hizo para poder llevarnos a visitar muchos sitios entre España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Austria e Inglaterra. Fue un excelente viaje que de no ser porque nos robaron las maletas en el Vaticano (sí... ahí mismo) hubiese sido una gran experiencia, pero todo sucede por algo y eso de las maletas nos ayudó de alguna u otra forma a seguir en camino a pesar de las vicisitudes.


Recuerdo que en nuestra estadía en Roma, que nos quedaríamos allí por unos 4 días, mis padres buscaron un hostal (mucho más barato que un hotel) en donde alojaríamos, y siempre la pregunta era "cuántos son" para saber si nos daban una sola habitación, por lo general tratábamos de entrar los 5 en una habitación, así salía más barato el cuento. Esa vez la mujer del hostal pregunta a mi padre y madre cuántos éramos, mi madre le ha dicho somos 5, "Noooooo", dijo la mujer, que 5 no entraban en una habitación, solo hasta 4. Mi madre le dijo que éramos 2 adultos y 3 "piccolas" (3 niñas pequeñas) "Ahhhh" dijo la mujer, entonces sí... Lo malo era que la mujer no nos había visto pues estábamos en el vehículo esperando, y de nosotras 3 la más "piccola" de edad era yo pero era la más alta de las 3 y la mayor de nosotras era la más pequeña. 


Mi madre y mi padre nos instruyeron, cuando nos fueron a buscar, que entráramos agachadas para vernos más pequeñas de la cuenta... ¡Qué fiasco! Las 3 medio agachadas envueltas en los abrigos para el frío, y pasando por delante de la mujer en la recepción del hostal, una a una, rapidito para que no nos viera muy detenidamente, pues las 3 queríamos parecer más "piccolas" de la cuenta JAJAJAJAJA ¡Oh Dios! Ahora que lo pienso me da tanta risa... En fin, el tema es que llegamos a la habitación y la mujer nos siguió, mi madre se le pone a hablar para distraerla mientras los demás entrábamos a la habitación y mi hermana la mayor agachada al lado de mi mamá tironeándole la chaqueta para que dejara de darle tanta lengua a la mujer y pudiese entrar a la habitación y estirarse ya que llevaba todo el trayecto medio agachada y le dolían las piernas jajajaja


¡Qué risa! La mujer del hostal cuando terminó de ver la movida, al vernos salir con mis padres y con estas tres "piccolas" que ya eran bastante edionditas de grandes (yo tenía 15 años y era la más pequeña) solo dijo: "Non e piu piccola" (o algo así) 


¡Hasta el día de hoy lo recordamos como una de las tantas anécdotas de viaje!

5 comments:

JODIDOS (la minina y el sietemesino) said...

Jajajajaja... Son situaciones delicaícas, sí, pero que dan para muchas risas; anécdotas perfectas para contar en reuniones familiares.
¡Tiene huevos que os robaran el equipaje en El Vaticano, qué simbólico!, jajajajaja...
Eso, eso, otro día tienes que dar explicaciones respecto al apelativo de las "hermanas Rigual", que a mí me gusta esa cancioncita que tienen y que dice así; "Cuando calienta el sol, aquí en la playa...", jajajaja...
Qué bonitas aventuras, Chelu. Para nada debes sentirte arrepentida. Experiencias que refuerzan todavía más los lazos familiares.
Por cierto, ¡¡¡¡no has dicho qué parte del coche ocupaba la abuela a la hora de echar una cabezadita!!!!!, jajajajaja...

Un besazo, guapetona.

Gabriela said...

Incomodidades del ayer que hoy forman parte de un delicioso pasado. Con robo de maletas incluido.

Cheluca said...

Jodidos: Se me olvidó comentar que para esa parte del viaje ya la abuela había vuelto a Chile, al parecer el frío no le hacía mucha gracia y volvió. Lo de las hermanitas Rigual... no sabía que había un grupo musical... uf... ya les contaré de donde venía ese apodo...

Gabriela: Así mismo, son experiencias y bueno, era eso o nada, así que seguimos adelante...

Luego les contaré como seguimos sin ropa por el resto de la travesía! Jaja

JODIDOS (la minina y el sietemesino) said...

Buenas tardes desde el otro lado del Atláncicoo, Chelu.

Un besito.

Unknown said...

chelu hola! cambie de link again! pero este es definitivo!