"Tarda en llegar... y al final, al final... hay recompensa"... así dice la letra de una canción de uno de mis grupos favoritos "Soda Stereo"... eso me hace pensar en la paciencia (madre de todas las ciencias dirían por ahí) y todo lo que me ha costado tenerla... o mantenerla... o retenerla?
Bueno... "Arrghhh! Dame pacienciaaaaa Señoooor!", así decían (o dicen?) mis padres cuando hay algo que se les preguntaba o se les pedía y que ellos consideraban que no era "oportuno"... y a falta de otra respuesta nos daban la frasesita para que nos callásemos y entendiéramos que era un "no... ya veremos"
Paciencia... Oh! Escasa... Oh! Culebrera paciencia... que te agotas, que no llegas... que caminas y te cansas... acompáñame en este valle de tortuosidades con tu inagotable esperanza de que las cosas saldrán bien...
He tenido que aprender a cultivar esa hermosa virtud a lo largo de mi existencia. Siempre fui "ansiolín-500 mg" y todo lo quería para ahora... me organizaba para que las cosas saliesen siempre a tiempo... porque para mí siempre ha sido muy importante la puntualidad, y he tenido que aprender a hacer de la paciencia mi compañera...
He aprendido de una amiga que: "Con paciencia y salivita un elefante se fornicó a una hormiguita"... no sé que tan grande haya sido la hormiga, ni qué tan pequeño el elefante... pero seguro que si fue con paciencia tuvo que haber sido mucha... además del mucho esfuerzo... of course! Pero... ¿Cuál es la moraleja? Ésta sería algo así: que después de mucho trabajo, después de mucho sufrir acordándose de que existe la paciencia, se logra el resultado...
A veces cuando te aplicas para que un trabajo salga, o alguna actividad que planeas se lleve a cabo, y ves que las cosas se extreman, piensa en la bendita virtud que eso aunque no te ayude inmediatamente, te pone la esperanza en los ojos.
Atiende... no todos los retrasos son malos, no todas las cosas que no se llevan a cabo son las mejores... hay que tener la confianza en Dios de que las cosas son así porque hay algo que tenemos que aprender.
Por eso: Dame paciencia Dios mío! Pero dámela ya!
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