Ah! Me reencontré de alguna manera con la ideosincracia canina en Chile.
Siempre me gustaron los animales... algunos dirán que siempre me enamoro de ellos! pero bueno... ese es tema de otro post.
La cosa es que de pequeña, me gustaron los conejitos, perritos, pollitos... los gatitos no tanto... pero igual!
En casa, en Concepción (sur de Chile) cuando pequeña había un perrito "Naky" y después vino un conejito blanco, que no tuvo mucha suerte para sobrevivir a los colmillos del perrito... se lo comió... por lo menos tuvo la decencia de comérselo en el piso rojo, para que la sangre no resaltara tanto. (Ah! también había un par de ratones, pero no creo que esos sean considerados como mascotas)
Después tuvimos un perrito, acá en Santiago, "Danky"... ese sí que nos hizo correr... cada vez que podía se metía por entre los barrotes de la puerta de entrada y salía de paseo... el tema principal es que el animalito no sabía andar en la calle y lamentablemente lo atropellaron un par de veces, con lo que una de sus patas delanteras (la derecha) quedó sin sensibilidad y el perro arrastraba la pata, "el triciclo" le puso mi abuelo. Murió cuando estuve de viaje en Europa, y llamaba constantemente para saber del perro, cuando volví nos abrazamos y lloramos con mi padre porque habíamos perdido a un integrante de la familia.
El perro de ahora se llama "Bitter", ese perro es especial... tiene un genio de los mil demonios y es ladronazo. Se ha robado bisteks, quesos y casi cualquier cosa que quede a su alcance... Todavía está en casa.
Mis sobrinos tienen una perrita preciosa, una golden retriever, Leyla... hermosa, simpática, una miss perrita, tierna, y vivió con nosotros cuando llegó a la familia durante los primeros 3 meses, yo me la llevaba a mi cama a dormir conmigo, para celos terribles del Bitter, pero es que la pobrecita lloraba y con eso era lo único que se calmaba.
Mi hermana, la novia, tiene un perrito que heredaron de una prima, Bonnie, y se llama Albert, es un labrador de color chocolate, muy escasos, y es cariñoso conmigo a pesar de que lo vi por primera vez en estos días.
Y digo que me reencontré con la ideosincracia canina, porque cuando veo un animalito, le hablo. Por ejemplo hoy en Patronato, vi un perrito recostado al solsito (que no calienta mucho), y le dije: "hola perrito!" y el perrito me movió la cola, y se acercó. Me agaché y le acerqué la mamo para que me oliera (siguiendo el protocolo) y después ya pude hacerle cariñito en la cabeza, y él movió la cola, me siguió un par de tiendas y después volvió a su rinconcito soleado.
Par de veces me pongo a hablar con perros que no conozco, y ellos vienen y saludan. Después se van. Allá en Rep. Dom. siempre seguí con esa costumbre de hablarles a los "callejeros" pero allá es distinto... un perro JAMÁS se te acercará aunque le pongas la voz simpática de saludo. Los perros callejeros de Santo Domingo son desconfiados. Esperan lo peor de ti, y lo que más hacen es no hacer caso o "ponerse chivos" ante cualquier persona que se les acerque. Me dicen que es porque a los callejeros los tratan mal... no los llaman para hacerles cariño sino para agarrarlos a patadas! Qué triste... porque siempre es entretenido encontrarse con un animalito que te acompañe aunque sea por unos pasos...
Callejeros... los echaré de menos!
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