Gajes del oficio

Sí, se podría decir que ser “madre” es un oficio, uno de los grandes sin duda.

Ser madre a través del tiempo de gestación de un bebé es una cosa. Ser madre ya con el bebé en los brazos es otra.

Ahora que ya pasé por la gestación, y ya estoy en la etapa de mantener un bebé en este mundo puedo comparar ciertas cosas de ambos procesos.

Cuando estás en etapa de gestación hay muchos miedos, ¿Pasaré el tercer mes? (lo que se supone es el periodo de más riesgo de aborto), ¿Va bien el peso de mi bebé conforme pasan las semanas y se acerca el momento del parto?, ¿Habrá un parto normal o tendrán que hacerme una cesárea?, en fin, un sinnúmero de interrogantes.

Las interrogantes de esta etapa en la que ya tenemos nuestro bebé en los brazos ya son un poco más ciertas, ¿Por qué llora el bebé?, ¿Por qué carajo no sale leche de mis senos?, ¿Cuando se me van a deshinchar estos pies de elefante?, jaja, o ¿Cuándo van a desaparecer estas profundas ojeras?, parece chiste pero son preguntas un poco más aterrizadas.

Como quiera, de esas pequeñas interrogantes vivimos para contar la historia de este oficio de maternidad. Yo salté de alegría cuando pude ver que salió leche por fin de mis senos y podré alimentar a mi bebé, no me importan los pies hinchados, ni me importa el dolor de la operación cesárea, ni la cicatriz, ni nada más que lo feliz que me puse cuando salió ese líquido de vida de los envases que traigo conmigo.

Lo malo es que Camila no está por coger el seno (salió un poquito vaga, quizás se acostumbró con los dos días que estuvo en cuidado intensivo porque le dieron una leche en biberón… bueeeeeeh, ahora que se joda la mai), y ahí estamos en la lucha para que ella pueda alimentarse directamente de la fuente… ná, hay que coger pela en todos los sentidos.

Cansada, no se puede evitar, pero feliz y aprendiendo todavía.