Café Con Piernas (2)

En el post anterior, les hice una breve reseña de qué tratan los café con piernas en Chile.
Ahora les sigo contando la experiencia de haber entrado a ese café con piernas con mi esposo Tesorinho.

El ambiente dentro, oscuro, luces de neón y ultravioletas reslataban todo lo que fuera blanco. La música electrónica (según recuerdo) sonaba muy alto, apenas se podía conversar a una distancia cercana... lo cual al parecer era parte del cuento para que chicas y clientes puedan conversar y conocerse de cerca.

Nos acercamos a la caja a pedir un café (para Tesorinho) y una soda (para mí), pagué y pregunté dónde retiraba los líquidos pero me dijeron, vaya a la barra, allá una muchacha los atenderá. Yo no sabía el funcionamiento interno del local, no se suponía que yo fuera directamente a la caja, sino tenía que esperar que alguien nos atendiera. En fin... le pasamos el vale a una de las muchachas... todas ellas vestían diminutos bikinis y colaless, botas sobre la rodilla, con tacones plataforma (tipo Kiss), maquilladas y peinadas con un look desaliñado (para mí, los varones podrían decir que las chicas estaban peinadas con estilo "salvaje")

Pero no éramos los únicos en el local. Las muchachas que atendían eran alrededos de 5, y los varones presentes (todos encorbatados, como en un coffe break después del almuerzo) eran más de 7.

Mientras tomamos un puesto en la barra nos dimos cuenta de cómo era el funcionamiento o "meneo" del local. En un momento vino una chica vestida de blanco (en total no habían más de 10 centímetros cuadrados de tela sobre su cuerpo, pero bueno, vamos a decir que iba vestida). Nos tomó el ticket y dijo: "Ahora vuelvo" y se alejó contoneándose.

Una de las muchachas, pero no la que nos atendió, era una mulata, con Tesorinho pensamos primero que podría ser Dominicana, pero después creo que llegamos a la conclusión, no sé por qué, de que era cubana. Aquella muchacha de color estaba sobándose encima de un cliente al compás de la música, el trasero de ella en la parte de la bragueta de él, y las manos de él en las tetas de ella. Después de un par de minutos de este sobajeo, ella se da la vuelta y ellos se besan (lenguas incluídas) mientras él agarraba su trasero redondo atrayéndola hacia él firmemente...
¿La verdad? Era como estar viendo una película erótica pero en vivo.

Vino la muchacha con el café y la soda, los puso en la barra bailando y nos miró (supongo que extrañada) y se alejó moviéndose a abrazar a un cliente que estaba en la barra del frente, a quien abrazó entusiasmada al ritmo de la música.

Mientras tanto en otro rincón oscuro había otra muchacha encima de otro hombre, quien tenía su boca en las pechugas de ella mientras la agarraba de los muslos y trasero.

En otro rincón, la cubana (así le apodaremos a la mulata) se acercaba a otro cliente, para realizar el ritual del meneo y acercamiento de su pelvis a la del cliente, previo a las caricias y besos langueteados que yo presenciaba, casi en shock por cierto, porque me estaba dando cuenta de qué era lo que había tras de esos vidrios con mis propios ojos, destruyendo los mitos que contaban los caballeros (quienes por tildarse de caballeros no ponían a la luz pública de lo que se hacía dentro de esos locales, un caballero no cuenta sus hazañas).




Osea, ya me estaba dando cuenta que los famosos café con piernas de vidrios oscuros no eran más que cabarets en donde en vez de beber alcohol se reemplaza por la bebida exitante del café. Con toqueteo y besuqueo incluído, todo a cambio de una propina.


La chica que nos llevó el café nos rondó otra vez curiosa y nos preguntó: "¿Es primera vez que vienen?"

(continuará...)