Thursday, January 22, 2009

Historia de un acoso (2)


En el post anterior les conté cómo había sucedido el acoso del que fui víctima, y ahora les contaré de la dulce venganza (si se puede llamar así).

Pasado el tiempo suficiente para planear la venganza me dediqué a acercarme al acosador de manera amistosa, de forma que no pudiese rechazar una invitación que le haría al acosador.

Con la muchacha que hablé del asunto, a quien también el acosador enviaba mensajes amorosos, nos quedamos de acuerdo de hacer algo para darle una lección que nunca pudiese olvidar en la vida.
Ambas planeamos que yo lo invitara a mi casa, a bebernos un vino.

La única salvedad de esa invitación, y que sería omitida al acosador es que en esa velada también estaría presente la muchacha a la cual también él le profesaba amor. Ese día también estaba en mi casa una amiga mía lo cual haría mucho más divertido de ver la cara de él cuando se enterara que no era solo a beber vino que él iba.

No... no era para hacer un trío! Nuestra invitación ("mi" invitación según él) era para poder hablar claramente los tres de lo que pasaba. De por qué él hacía lo que hacía, y bueno... ponerlo un poco entre la espada y la pared.

Compré una botella de vino, unos quesos y galleticas. Quedamos de juntarnos con la otra muchacha a una hora y al tipo lo citamos para unos 45 minutos después, para que no se fuesen a encontrar en la puerta. El tipo se aparece puntual en la que era en ese entonces mi casa. Cuando abrí la puerta y lo saludo: "Hooooola fulaaaano" él se puso contento, una cara de picarón, y estoy segura que si le hubiese revisado los bolsillos le habría encontrado par de condones, porque él estaba supuesto a ir a la conquista de la chilena que finalmente sucumbió a sus encantos y a su lengua enredada (porque así mismo como era de hablador parecía que hablaba con un trapo dentro de la boca).

Entró, seguro y confiado, cuando para su gran sorpresa se encuentra con la otra muchacha sentada también en la mesa, y más allá mi amiga. Él se sentó, le ofrecimos vino, bebió, pero fue como si bebiera una copa de arena. Nos miró, trató de sonreir. Nosotras le miramos y le dijimos: "Bueno, te invitamos para compartir un momento y preguntarte por qué es que tú haces eso de enviarnos mensajes de que nos quieres, de que nos amas, que somos las únicas! Tú estás casado! ¿Tienes algún problema?"

La verdad que ni recuerdo cual fue su respuesta, ni cómo trató de disculparse... sólo recuerdo que la visita fue breve y al día siguiente no me volvió a hablar. Supe después que él increpó a la otra muchacha (coautora de la venganza) y le dijo de todo, que cómo se prestaba para esas cosas, que eso tenía que ser obra mía. Le agradezco el crédito, pero insisto, no lo planeé yo sola. Y por la magistral pasada de vergüenza que se dio el compadre... la verdad que tenía la caradura porque después siguió insistiendo con mensajitos!




5 comments:

Mis Huellas said...

Wow, las mujeres son una vaina. Nunca vas a ver un hombre planificando vaina dique' pa' interrogar e invitar a los envolucrados. Diablog, pero me hubiese gustado ver un video de su reaccion.

Tenias que poner una camara infrangante !!!!!!!!!

esteban lob said...

Si después de eso el tipo insistió en sus acosos... es que debe haber estado fallado del mate.Para los que no entienden esa expresión tan chilena, fallado de la cabeza.

Un beso.

Cheluca said...

Rafael: jaja cámara oculta... mmm no creo que en ese tiempo tuviese ni cámara digutal!

Esteban: pues sí, fallado del mate y un poquito más!

Mandy said...

Ayy el pobre amigo, se le cayeron los animos.

JAJAJA, me gusto la parte del trapo en la boca, a la gente asi no se le entiende ni M...

Lola Vásquez said...

Deben de hacer una version 2.0 dela venganza,pero en la oficina con otras personas y hacerlo alla mismo en el trabajo. Para que coja de verdad!! el boca e' trapo ese...