Dice el libro "Amar sí se puede" acerca del egoísmo:
"En el aprendizaje del amor, un punto importante es darse cuenta de cuán egoísta es uno mismo. Todos los seres humanos viven, en distintos grados, pensando en sí mismos. Es un comportamiento natural. Nacemos y aprendemos a decir 'mi padre', 'mi madre', 'mi juguete'. Cuando llegamos por primera vez a los brazos de nuestro padre o de nuestra madre oímos: 'mi hija', 'mi hijo'. El sentimiento de poseción y apego es vital para la supervivencia. Pero a lo largo de la vida, reforzamos tanto ese apego que nos olvidamos de aprender a compartir, a separar afectos, cosas y espacios.
Es cierto que cada uno de nosotros es un ser único, especial, sin otra réplica en el mundo, con la capacidad de amary ser amado de la manera más intensa posible, con potencial para todo el éxito deseado. Un ser digno de toda la riqueza que logre acumular. Pero también es cierto que todos los seres humanos tienen esos derechos.
Una regla básica de convivencia es reconocer que si nos sentimos como si fuéramos las personas más importantes del mundo, los demás seres humanos tienen la misma sensación con respecto a ellos mismos. Y, por tanto, para que pueda haber armonía en una relación es necesario saber compartir.
El ser humano, en su proceso de crecimiento en el amor, se transforma en un ser grupal, relacional. Si así no fuera, el amor ocuparía un espacio muy limitado. La persona egoísta que sólo recibe afecto y no corresponde con afecto, o rara vez lo brinda, acaba quedándose sin amor. Porque la dinámica del crecimiento del amor es exactamente el intercambio constante.
...
Y los celos? son parte de ese egoísmo y esa inseguridad que nos es propia... hay un pequeño poema al respecto en el mismo libro:
"Si tú me poseyeras
y fueras dueña de mi vida,
yo sería tu esclavo.
El esclavo no piensa,
no tiene voluntad propia,
mucho menos brillo en la mirada.
Él, sencillamente, obedece
y sigue a su dueño.
Si yo fuera un ser sin vida,
¿seguirías amándome?"
Lindo verdad? Me gustó...
No comments:
Post a Comment