Para la buena convivencia con el mundo, hay que hacerse a un lado.
Para que no te atropellen, hay que hacerse a un lado.
A veces para que quien quieres sea feliz, hay que hacerse a un lado.
Y este es un acto de buena voluntad.
Moverse, dejar pasar.
Hacerse a un lado cuando no tienes un objetivo que alcanzar porque lo correcto es no interrumpir el flujo de la energía.
Dejar que todo fluya a su ritmo sin ser un estorbo.
Hacerse a un lado, y sentarse (a un lado) en el camino a llorar.
Hacerse a un lado, para luego seguir y caminar derecho, para buscar otro rumbo.
Hacerse a un lado, símbolo de la nobleza.
Hacerse a un lado, porque nadie está obligado a quererte.
Por eso hoy, me hago a un lado.
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